Historias de Málaga

El magnate Antonio Campos Garín, marqués de Iznate

Este promotor inmobiliario y político malagueño que llegó a ser senador vivió el auge imparable de sus negocios pero también la caída, motivada por el azote de la filoxera

Las Casas de Campos en la plaza de la Merced.

Las Casas de Campos en la plaza de la Merced. / Álex Zea

Antonio Lara Villodres

Antonio Lara Villodres

Uno de los personajes más singulares de finales del siglo XIX fue el promotor inmobiliario, magnate y político malagueño Antonio Campos Garín el cual se vio inmerso en la crisis económica que azotó al campo vitivinícola de casi la totalidad de nuestra provincia. A él le vamos a dedicar unas breves notas a continuación.

Antonio Campos Garín nació en Málaga el 14 de agosto de 1842, en el número 21 de la plaza de la Merced y fue bautizado el 16 de aquel mismo mes, en la iglesia parroquial de Santiago.

Sus padres fueron Antonio Campos Pérez, rico agricultor y comerciante natural de Iznate, y Ana Garín Gálvez, con parentesco con la conocida familia Gálvez de Macharaviaya.

Siendo aún muy niño fue enviado a estudiar a Guipúzcoa, al Seminario Científico de Vergara y poco después volvió a Málaga e hizo su ingreso en el Instituto de Bachillerato de Gaona. Años más tarde, 1861 pasó a estudiar derecho en la Facultad de Derecho de Granada y luego la pasantía la hizo en Madrid bajo la tutela del amigo de la familia Antonio Cánovas del Castillo.

Tras unos años en Madrid, decidió establecerse como abogado en nuestra ciudad al amparo de los muchos negocios de su padre. En 1867 contrajo matrimonio en la iglesia de los Santos Mártires con Gracia Torreblanca y Díaz de Trigueros, proveniente de una familia con orígenes nobles.

La nueva pareja fijó su residencia en el mismo inmueble donde vivían los padres de Antonio, en la plaza de la Merced.

Alentado por su padre, hombre de gran edad y achacoso, Antonio en su condición de abogado se incorpora a la pléyade de importantes hombres de negocios y constructores inmobiliarios como Félix Sáenz Calvo, Larios, Ricardo del Nido, Adrián Risueño Pradas, Adolfo Príes Saniter, Antonio Campos Pérez, etc... que desde los años 60 del siglo XIX habían ido surgiendo al amparo de aquellas antiguas leyes desamortizadoras. Esto propició la expansión urbana de nuestra ciudad, pero a la vez la especulación de su escaso suelo.

El casco urbano, antes atenazado por una profunda red de intrincadas calles, oscuras y estrechas heredadas del pasado, pasó a liberar su suelo por medio de la expropiación.

Esta liberación dio como consecuencia la parcelación y venta al público, con gran poder adquisitivo, de solares de grandes dimensiones colindantes con la playa y el cercano cauce del río Guadalmedina, que posteriormente dieron pie al desarrollo de grandes proyectos conocidos como el de la Alameda Principal, la calle Córdoba o el mercado de Alfonso XII, solares donde estuvo la antigua Alhóndiga árabe.

El Teatro Cervantes

Tras el derribo de los restos del incendiado teatro Príncipe Alfonso, inaugurado en 1862, un grupo de hombres de negocios, decidieron levantar en su solar un nuevo teatro que fuese la admiración de España, al que denominaron Teatro Cervantes.

Para ello se formó una junta constructora presidida por Adolfo Príes y entre sus accionistas inversores más importantes estaba nuestro personaje. En él fueron contratados artistas como los pintores Ferrándiz y Denis Belgrano así como otros grandes artesanos, que lograron un magnífico anfiteatro, de gran belleza y esplendor.

El Teatro Cervantes cuyo aforo era de algo más de 2.000 asientos, fue inaugurado el 17 de diciembre de 1870, con gran afluencia de público y un despliegue informativo para nuestra ciudad. Precisamente Antonio Campos tuvo en propiedad un palco al que acudía con su esposa a muchos de los actos que posteriormente se celebraron.

Las Casas de Campos

Durante esta década de los años 70 del siglo XIX, el abogado Antonio Campos lleva a cabo el proyecto constructivo de su padre, de levantar dos bellos y sobrios inmuebles en la plaza de la Merced, conocidas como las Casas de Campos, en terrenos donde antiguamente había estado el convento de la Paz.

El proyecto quedó acabado bajo la dirección del madrileño Jerónimo Cuervo González el 21 de octubre de 1872.

A espalda de dichos edificios, quedó un pasaje peatonal que durante algunos años llevó el nombre del constructor Antonio Campos. Pero poco tiempo más tarde, llegó a un acuerdo económico con el Ayuntamiento de Málaga para que el mismo pasaje pasara a ser de dominio público.

Otra de sus conocidas intervenciones fue la construcción, en terrenos propios cedidos por el magnate Campos a la comunidad cisterciense, de la Abadía de santa Ana de la calle Císter, en 1875.

La realización de aquella idea, las Casas de Campos, y de su intervención con la comunidad de monjas dio paso a otras muchas intervenciones inmobiliarias y de reformas, a lo largo de la siguiente década de los años 80 y posteriores.

Durante este periodo Antonio Campos es considerado como uno de los hombres más ricos de la provincia e inscribe en la Cámara de la Propiedad de esta ciudad, una serie de inmuebles situados en zonas de gran auge y prestigio social.

Igualmente se refleja en la propiedad de un gran café llamado Universal aunque fue más conocido como el café de Los Campos, inaugurado en 1872, del que hablamos ampliamente en el pasado artículo.

La calle Larios

Como empresario y promotor de obras del sector de la construcción, Antonio Campos participó no solo como accionista sino también con hombres y materiales en la creación de una de las antiguas aspiraciones del Ayuntamiento, la de abrir una vía urbana desde el Puerto hacia el interior y Alameda Principal.

La apertura supuso un gran auge económico y comercial a la ciudad y a sus habitantes. La gran arteria, símbolo de la nueva burguesía malagueña, pasó a llamarse calle del marqués de Larios, y se trató de un proyecto del arquitecto Eduardo Strachan Viana-Cárdenas en el que participaron más de mil obreros.

Su gran promotor y controlador a lo largo de años fue la Casa de Hijos de M. Larios. La calle del marqués fue inaugurada el 27 de agosto de 1891 por el alcalde Sebastián Souvirón. En ella se abrieron casas comerciales de muy diversos ramos y despachos de prestigiosos abogados como los hermanos Ángel y José Caffarena Lombardo.

Vida política

De este singular personaje no podemos dejarnos atrás otro aspecto relevante de su vida: la política. Su marcada idea conservadora y burguesa así como los importantes contactos que tuvo con Antonio Cánovas del Castillo le llevaron a entrar en la política local a finales del año 1868 como diputado por Vélez-Málaga.

Al siguiente año, el 25 de enero, es elegido vicepresidente de la Diputación Provincial de Málaga. Durante este periodo lleva a cabo gestiones y acciones para el Hospital Civil, del que fue su diputado pero tiempo más tarde dimite junto al presidente Ignacio Fernández de la Somera.

El 1 de enero de 1872 recibe de manos del ministro Práxedes Sagasta una alta distinción: la Gran Cruz de la Orden de Isabel La Católica en premio a los servicios prestados a la Casa Real.

Durante la etapa política, Antonio Campos Garín apoyó la idea de la Diputación Provincial de subvencionar a la Academia de Pintura patrocinada por el marqués de la Paniega y dirigida por el profesor valenciano Ferrándiz, sobre todo en lograr mejoras como becas de estudios a los artistas noveles y consagrados posteriormente, como por ejemplo el iznateño Antonio del Castillo Aguado, el perchelero Moreno Carbonero o Ruiz Blasco.

Unos años después, el 5 de noviembre de 1880, es elegido presidente de la Diputación de Málaga aunque por un corto espacio de tiempo de solo un año y meses, ya que dimite por desavenencias políticas en 1881.

En 1884, por circunstancias políticas, toma de forma interina, la jefatura del gobierno de la provincia hasta marzo del siguiente año 1885. Posteriormente, y en aquel mismo año, en los salones de la Aduana, fue designado senador real por la provincia de Málaga y de igual manera en las legislaturas de 1886 y 1891.

Antonio Campos Garín fue fundador del Círculo Liberal Conservador malagueño y su jefe político local por muchos años.

Retrato de Antonio Campos Garín, marqués de Iznate en 1880

Retrato de Antonio Campos Garín, marqués de Iznate en 1880 / Archivo Antonio Lara Villodres

Vida cultural y social

Además, perteneció a diversos organismos culturales y sociales: la Asociación de Criadores y Exportadores de vino; miembro de la Academia de Bellas Artes de San Telmo; la Hermandad de Viñeros de Málaga; la Sociedad Económica de Amigos del País; fue presidente del Liceo de Málaga y de la Sociedad Filarmónica, etc...y además, fue distinguido con otra de las prestigiosas órdenes españolas, la de Comendador de la Orden de Carlos III.

Marquesado y filoxera

El rey Alfonso XII, en agradecimiento a su esfuerzo y apoyo por la vuelta de la Restauración, le concedió el titulo de Castilla de marqués de Iznate el 12 de febrero de 1884. Este sería su mayor anhelo el acceder a la escala aristocrática, una idea familiar perseguida desde hacía mucho tiempo. Sin embargo, como todos sabemos, la vida está plagada de interrogantes y cuando menos te lo esperas…

Hacía unos años ya que Málaga conocía a través de los pocos medios periodísticos existentes, de una extraña plaga existente en el Mediodía francés y Cataluña en 1871 y que las mismas, habían causado graves daños al sector vitivinícola.

Pero como siempre ocurre, aquella antigua noticia cayó en saco roto. En la provincia ni se le dio credibilidad suficiente ni el apoyo necesario a algunas de las ideas de lucha que se propusieron. Sería pues en 1878 cuando se dio la alarma de la aparición de una extraña plaga en el término de Moclinejo (Málaga), concretamente en la finca La Indiana.

La filoxera, como así quedó determinada dicha enfermedad por los científicos, (Phylloxera vastratix) era producida por un insecto que se alojaba en el interior de la cepa y la enfermaba. Al no ser atajada la infección desde sus inicios por los agricultores y vitivinícolas por carencias de recursos, desconocimientos, unido a la dejadez de algunos estamentos oficiales, rápidamente la plaga se extendió por toda la provincia, con lo que creó un fuerte quebranto a la economía local de la que vivían cientos de familias malagueñas.

Hablamos de una zona afectada de casi la totalidad de la Axarquía, que con los años, prácticamente ocupó toda Málaga y su provincia. Es decir, sus casi 113.000 hectáreas de vides quedaron arruinadas.

Este descalabro económico no solo afectó a los muchos negocios que tenía Antonio Campos Garín, sino también a su estatus político ya que su partido el Conservador Liberal, perdió las elecciones de 1891.

Esta circunstancia le produjo una caída de su prestigio político, social pero también del económico, del inmenso patrimonio que tenía. Sus intentos de atajar las muchas pérdidas y las presiones de los bancos como la sucursal en Málaga del Banco de España y el Banco Hipotecario que deseaban cobrar sus préstamos, le llevaron a la desesperación y a un deplorable estado de ansiedad.

La Abadía de Santa Ana, construida en terrenos del magnate, en una foto de 2011.

La Abadía de Santa Ana, construida en terrenos del magnate, en una foto de 2011. / Arciniega

Final con proceso judicial

Antonio Campos Garín el conocido financiero, político y senador real malagueño falleció del corazón el 17 de enero de 1896.

Es muy posible que su muerte súbita fuera debida a la obesidad mórbida que padecía desde hacía años este polémico personaje, posiblemente heredada de su madre.

Su muerte, sin haber testado, dio pie a un largo proceso judicial, considerado como uno de los escándalos financieros y económicos más grandes de aquel periodo de finales del XIX.

No finalizaría hasta bien entrados los años 20 del siguiente siglo y sus protagonistas fueron su viuda, sus hijos y todos aquellos que se sintieron estafados por sus actuaciones negligentes.

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